Los Celtas tenían la certeza de que el mundo ha sido creado en torno a las espirales y por eso, muchos de los símbolos de nuestra cultura tienen esa forma.
Hay muchas cosas, en la naturaleza, que avalan esa teoría.
Como la Amonitas, un fósil muy apreciado por los Druidas, que utilizaban esa concha, a la que la naturaleza había señalado con el símbolo de la espiral, para la protección y la suerte.
Cuenta la leyenda que Ariadna, la Diosa de la Luna, creo esta formación en unos crustáceos marinos, como reflejo de la órbita de los planetas en su cielo y para que los hombres la recordaran y la reconocieran en ellos.
Se dice que, la espiral de la amonita, por su origen mágico, es un amuleto muy poderoso que atrae el éxito hacia quien lo posee.
Yo lo llevo conmigo hace muchos años y nunca me separo de él.
Me fascina que la naturaleza haya creado algo tan hermoso dedicado a mi diosa de la Luna.
Esta es una pequeña joya, una Amonitas natural que está engarzada con una piedra de ojo de tigre, añadiendo, a todas las cualidades de esta pieza, la protección y la ayuda de Epona, la diosa que nos aparta de todo mal.